TEMA ESPECIAL: ARTICULO CRUCIAL INTRODUCTORIO AL APOCALIPSIS El por qué los cristianos tienen tantas interpretaciones dogmáticas diferentes del Apocalipsis o predicciones del AT vs. predicciones del NT
A lo largo de mis años de estudio sobre la Escatología, he aprendido que la mayoría de los cristianos no tienen o no quieren tener una cronología desarrollada y sistematizada de los Últimos Días. Hay algunos que se enfocan o se especializan en esta área del Cristianismo por razones teológicas, psicológicas o denominacionales. Al parecer, están obsesionados en cómo todo va a terminar, ¡y de alguna manera, pierden la urgencia del Evangelio! Los creyentes no pueden afectar el desarrollo de la agenda escatológica (del fin de los tiempos) que Dios tiene; pero pueden participar en el mandato del Evangelio (Mateo 28:19-20; Lucas 24:47-47; Hechos 1:8). La mayoría de los creyentes afirman una Segunda Venida de Cristo y un tiempo final para la culminación de las promesas de Dios. Los problemas interpretativos surgen en cómo entender esta finalización de los tiempos a partir de las diferentes paradojas bíblicas (vea el Tema Especial: La Paradoja en las Escrituras):
1. La tensión entre los modelos proféticos del Antiguo Testamento y los nuevos modelos apostólicos del Nuevo Pacto. 2. La tensión entre el monoteísmo bíblico (un Dios para todos) y la elección de Israel (el pueblo elegido). 3. La tensión entre el aspecto condicional de los Pactos bíblicos y las Promesas (“Si… entonces…”) y la fidelidad incondicional de Dios para con la redención de la Humanidad caída. 4. La tensión entre los géneros literarios del Cercano Oriente y los de Occidente. 5. La tensión entre el Reino de Dios ya presente, pero también futuro. 6. La tensión entre la fe en el retorno inminente de Cristo y la creencia en que algunos eventos deben acontecer antes de que esto suceda.
Discutamos estas tensiones una por una:
PRIMERA TENSIÓN (categoría racial, nacionalista y geográfica del Antiguo Testamento vs. todos los creyentes de todo el mundo)
Los Profetas veterotestamentarios (es decir, del A.T.) predijeron la restauración de un reino judío en Palestina, cuya capital sería Jerusalén, donde todas las naciones del mundo se unirían para alabar y servir a un rey davídico; pero ni Jesús ni los Apóstoles del N.T. se enfocaron en este hecho. ¿Acaso el Antiguo Testamento no es inspirado (Mateo 5:17-19)? ¿Será que los autores del Nuevo Testamento omitieron eventos cruciales del fin del mundo?
Hay fuentes de información diversas sobre el tema del fin del mundo:
1. Los Profetas del Antiguo Testamento (Isaías, Miqueas, Malaquías). 2. Los Escritos Apocalípticos del Antiguo Testamento (Ezequiel 37-39; Daniel 7-12; Zacarías). 3. Los escritores judíos apocalípticos intertestamentales y deuterocanónicos, como I Enoc, referido en la Epístola de Judas). 4. Jesús Mismo (Mateo 24; Marcos 13; Lucas 21). 5. Los Escritos de Pablo (1 Corintios 15; 2 Corintios 5; 1 Tesalonicenses 4-5; 2Tesalonicenses 2). 6. Los Escritos de Juan (1 Juan y el Apocalipsis). ¿Enseñan todos estos claramente los hechos del fin de los tiempos: eventos, cronología, personas? De no ser así, ¿por qué? ¿No todos son inspirados –con excepción de los escritos judíos intertestamentales-?
El Espíritu reveló verdades a los escritores del Antiguo Testamento en términos y categorías que ellos pudieran entender. Sin embargo, por medio de la revelación progresiva, el Espíritu ha expandido esos conceptos escatológicos hasta tener un alcance universal (“el misterio de Cristo,” ver Efesios 2.11-3:13. Aquí hay algunos ejemplos relevantes:
1. En el Antiguo Testamento, la ciudad de Jerusalén es utilizada como una metáfora para el pueblo de Dios (Sion); pero en el Nuevo Testamento el término se utiliza para expresar la aceptación de Dios a todos los creyentes arrepentidos (la “nueva Jerusalén” de Apocalipsis 21-22). La ampliación teológica de una ciudad literal al nuevo pueblo de Dios (creyentes, tanto judíos como gentiles) es anticipada en el texto de Génesis 3:15 aun antes de que hubiese algún judío o alguna ciudad capital judía. Incluso el llamado de Abraham (Génesis 12:1-3), involucraba a los gentiles (Génesis 12:3; Éxodo 19:5). Vea el Tema Especial: El Plan Redentor Eterno de YHWH. 2. En el A.T. los enemigos del pueblo de Dios son las naciones vecinas del Oriente Medio Antiguo; más en el Nuevo Testamento estos se han expandido a incluir todo pueblo no creyente y en contra de Dios, inspirados por Satanás. La batalla se ha transformado de un conflicto geográfico regional a otro mundial, en un conflicto cósmico (ver Colosenses). 3. La promesa de una tierra, que es parte tan integral en el Antiguo Testamento (los promesas Patriarcales en Génesis, ver Génesis 12:7; 13:15; 15:7, 15; 17:8) ha llegado a ser ahora el mundo entero. La Nueva Jerusalén ha bajado a una tierra recreada y no única y exclusivamente el Cercano Oriente (ver Apocalipsis 21-22). 4. Otros ejemplos de conceptos proféticos del Antiguo Testamento que han sido ampliados son: a. La semilla de Abraham es ahora los espiritualmente circuncidados (ver Romanos 2:28-29). b. El pueblo del Pacto ahora incluye a los gentiles (ver Oseas 1:10; 2.23, citado en Romanos 9:24-26; también Levítico 26:12; Éxodo 29:4, citado en 2 Co. 6:16-18 y Éx. 19:5; Deuteronomio 14:2, citado en Tito 2:14). c. El Templo es ahora Jesús (ver Mateo 26:61; 27:40; Juan 2:19-21), y por medio de Él la iglesia local (1 Corintios 3:16) o el creyente en lo individual (1 Corintios 6:19). d. Aun Israel y sus frases descriptivas características del A.T. se refieren ahora a todo el pueblo de Dios (el “Israel espiritual,” ver Ro. 9:6; Gá. 6:16, “un reino de sacerdotes,” ver 1 P. 2:5,9-10; Ap. 1:6).
El modelo profético se ha cumplido y expandido, ahora es más inclusivo. Jesús y los escritores apostólicos no presentan el fin de los tiempos de la misma forma como lo hacen los Profetas del Antiguo Testamento (ver a Martin Wyngaarden, El Futuro del Reino en el Cumplimiento Profético). Los intérpretes modernos quienes tratan de hacer una interpretación literal de los textos del A.T. tuercen o cambian el libro de Apocalipsis a ser un libro muy judío, ¡forzando el significado de algunas frases ambiguas y atomizadas de Jesús y de Pablo! Los escritores del Nuevo Testamento no niegan a los Profetas del Antiguo, pero expresan sus supremas implicaciones universales. No existe ningún sistema organizado lógico en la escatología de Jesús o de Pablo. Sus propósitos son principalmente redentores o pastorales. Sin embargo, aún dentro de los textos neotestamentarios hay una tensión. No hay una clara sistematización de los eventos escatológicos. ¡En muchas maneras, la revelación bíblica usa de forma sorprendente las referencias al Antiguo Testamento para describir el fin en vez de las enseñanzas de Jesús (ver Mateo 24; Marcos 13)! Sigue el género literario iniciado por Ezequiel, Daniel y Zacarías pero desarrollado durante el período intertestamentario (literatura apocalíptica judía). Esta pudo haber sido la manera de Juan para unir el Antiguo y el Nuevo Pactos. ¡Demuestra el antiguo modelo de la rebelión humana y el compromiso de Dios con la redención! Pero nos debe llamar la atención que aunque el Apocalipsis utiliza el lenguaje, las personas y los eventos del A.T., los reinterpreta a la luz de la Roma del siglo I d.C. (ver Apocalipsis 1:7).
SEGUNDA TENSIÓN (monoteísmo vs. el pueblo elegido)
El énfasis bíblico está en un Dios personal, espiritual, creador y redentor (ver Éxodo 8:10; Isaías 44:24; 45:5-7, 14, 18, 21-22; 46:9; Jeremías 10:6-7). La singularidad del Antiguo Testamento en su tiempo fue su monoteísmo (vea el Tema Especial: Monoteísmo). Todos los países vecinos eran politeístas. El monoteísmo de Dios es el corazón de Su revelación en el texto del A.T. (Deuteronomio 6:4). La creación es el estrado para el propósito de la comunión entre Dios y la humanidad hecha a Su imagen y semejanza (Génesis 1:26-27). Sin embargo, la humanidad se rebeló al pecar contra el amor de Dios, Su liderazgo y Su propósito (ver Génesis 3). ¡El amor y el propósito de Dios eran tan poderosos y seguros que había prometido redimir a la humanidad caída (ver Génesis 3:15)!
La tensión surge cuando Dios decide utilizar a un hombre, a una familia y a una nación para alcanzar al resto de la humanidad. La elección de Dios de Abraham (ver Génesis 12: 15; 17; 18) y de la nación judía como un reino de sacerdotes (ver Éxodo 19:4-6) provocó el orgullo en lugar del servicio; la exclusión, en vez de la inclusión. El llamado de Dios a Abraham incluía el propósito de bendecir intencionalmente a toda la humanidad (Génesis 12:3). Debemos remarcar y enfatizar que la elección en el Antiguo Testamento era para servicio, no para salvación. La totalidad de Israel nunca estuvo bien con Dios, su salvación eterna no estaba basada únicamente en su primogenitura (ver Juan 8:31-59; Mateo 3:9); sino en la fe personal y la obediencia (Génesis 15:6, citado en Romanos 4:3, 9,22; Gá. 3:6). ¡Israel perdió su misión (ahora la iglesia es el reino de sacerdotes, ver Ap. 1:6; 1 Pedro 2:5. 9), convirtiendo el mandamiento y el servicio en un privilegio! ¡Dios escogió a uno para escoger a todos!
TERCERA TENSIÓN (Pactos condicionados vs. Pactos incondicionales)
Hay una paradoja o tensión teológica entre los Pactos condicionados e condicionales. Es realmente cierto que el propósito o plan de Dios de redimirnos es incondicional (ver Génesis 15:12-21). ¡Sin embargo, la obligada respuesta humana está siempre condicionada!
El patrón condicional de “si… entonces…” aparece por igual en el Antiguo y el Nuevo Testamentos. Dios es fiel; la humanidad no lo es y esta tensión causa mucha confusión. Los intérpretes tienden a enfocarse en un solo aspecto del dilema; la fidelidad de Dios o el esfuerzo humano, la soberanía de Dios o el libre albedrío de la humanidad. Ambos son bíblicos y necesarios. (Vea el Tema Especial: Elección/Predestinación y la Necesidad de Un Balance Teológico.)
Lo anterior se relaciona con la escatología, con la promesa de Dios a Israel en el Antiguo Testamento. ¡Si Dios lo promete, entonces todo está arreglado! Dios está comprometido con Sus promesas, está en juego Su reputación (ver Ezequiel 36:22-38). ¡Ambos Pactos -el condicionado y el incondicionado- se realizan y unen en Cristo (ver Isaías 53), no en Israel! ¡La máxima fidelidad de Dios está expresada y realizada en la redención de todos los que se arrepentirán y creerán, no en el hecho de quién haya sido tu padre o tu madre! Cristo, no Israel, es la clave de todos los Pactos y promesas de Dios. Si existe un paréntesis teológico en la Biblia no es la Iglesia, es Israel (vea Hechos 7 y Gálatas 3).
La misión de la proclamación global del Evangelio ha sido dada a la Iglesia (vea Mateo 28:19-20; Lucas 24:47; Hechos 1:8). ¡Todavía es un Pacto condicionado!, pero no implica que Dios haya rechazado totalmente a los judíos (ver Romanos 9-11). Puede haber un lugar y un propósito en el fin de los tiempos para el Israel creyente. (Zacarías 12:10).
CUARTA TENSIÓN (los modelos literarios del Cercano Oriente vs. los modelos literarios de Occidente)
El género literario es un elemento crítico en la correcta interpretación de la Biblia (vea a Fee y Stuart, Cómo Leer la Biblia por Todo lo que Vale). La Iglesia se desarrolló en un contexto cultural griego y occidental. La literatura oriental es mucho más figurativa, metafórica y simbólica (uso de paradojas bíblicas) que los modelos literarios occidentales (vea el Tema Especial: Literatura Oriental). Se enfoca en personas, encuentros y en eventos, no en verdades proposicionales sucintas (es decir, breves). Los cristianos han sido encontrados culpables de usar su historia y modelos literarios para interpretar las profecías bíblicas –tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento-. Cada generación y entidad geográfica ha utilizado su cultura e historia para interpretar las cuestiones literarias del Apocalipsis, ¡y todos se han equivocado! ¡Es arrogante pensar que la cultura occidental moderna es el enfoque de la profecía bíblica!
El género literario escogido por los autores inspirados originales establece una relación particular con el lector (Bruce Corley). El libro del Apocalipsis no es una narración histórica; es una mezcla de carta (capítulos 1-3), profecía y sobre todo, literatura apocalíptica. ¡Es un error intentar que la Biblia diga más de lo que fue la intención primera del autor; o bien, que diga menos de lo expresado por el mismo autor! La arrogancia y el dogmatismo del intérprete son aún más inapropiados en un libro como el Apocalipsis.
La Iglesia nunca ha estado de acuerdo con una única interpretación del libro de Apocalipsis. Mi preocupación es escuchar y relacionarme con la Biblia de manera integral, no con alguna(s) parte(s) selecta(s). La mentalidad bíblica del Medio Oriente presenta verdades en pares y éstas llenas de tensión. Por el contrario, ¡nuestra tendencia occidental hacia la verdad proposicional no es inadecuada, sino desbalanceada! Creo que pueden eliminarse, al menos, algunos callejones sin salida en la interpretación del Apocalipsis al observar su cambiante propósito de una generación a otra de creyentes. Es obvio para la mayoría de los intérpretes que Apocalipsis debe ser interpretado a la luz de su contexto histórico y de su género. Un adecuado acercamiento histórico al Apocalipsis debe considerar lo que los primeros lectores hubieran entendido y podrían haber entendido. En diversos aspectos, los intérpretes modernos han perdido el significado de muchos de los simbólicos del libro. El principal objetivo de Apocalipsis era animar a los creyentes perseguidos. Era demostrar el control de Dios sobre la historia (como lo hacían los profetas del A.T.), y era afirmar que la historia apuntaba hacia un final previsto de juicio o bendición (al igual que los Profetas del A.T.). ¡En términos apocalípticos judíos del siglo I, afirma el amor de Dios, Su presencia, Su poder y Su soberanía!
Apocalipsis entonces funciona de esta misma forma teológica para cada generación de creyentes. Describe la lucha cósmica entre el bien y el mal. Los detalles del siglo I d.C. posiblemente nos han perdido para nosotros, pero no así las poderosas y reconfortantes verdades. ¡Cuando los intérpretes modernos occidentales tratan de forzar los detalles del Apocalipsis en la historia contemporánea, se reproduce el modelo de una falsa interpretación!
Es muy probable que los detalles del libro lleguen a ser sorprendentemente literales (tal como sucedió con el Antiguo Testamento en relación con el nacimiento, vida y muerte de Cristo), para la última generación de creyentes al enfrentar el ataque violento de un líder anticristiano y de una cultura (ver 2 Tesalonicenses 2). Nadie puede conocer el cumplimiento literal del Apocalipsis hasta que las palabras de Jesús (ver Mateo 24; Marcos 13; Lucas 21) y de Pablo (1 Corintios 15; 1 Tesalonicenses 4-5: 2 Tesalonicenses 2) lleguen a ser históricamente evidentes. El adivinar, especular y dogmatizar sobre ellas es totalmente inapropiado. La literatura apocalíptica permite esta flexibilidad. ¡Gracias a Dios por las imágenes y los símbolos que sobrepasan la narración histórica! ¡Dios está en control: Él reina, Él viene!
¡La mayoría de los comentarios fallan en el blanco con la cuestión del género literario! Los modernos intérpretes occidentales generalmente buscan un sistema de teología lógico y claro, en vez de intentar ser justos con el género de la literatura apocalíptica judía, que es dramática, simbólica y ambigua. Esta verdad la expresa bien Ralph P. Martin en su artículo “Acercamiento a la Exégesis del Nuevo Testamento,” en el libro La Interpretación del Nuevo Testamento, editado por I. Howard Marshall:
“A menos que reconozcamos la cualidad dramática de este escrito, y tomemos en cuenta la forma en que se usa el idioma como un vehículo para expresar la verdad religiosa, nos equivocaremos irremediablemente en nuestra comprensión del Apocalipsis, y lo haremos erróneamente al tratar de interpretar sus visiones como si fueran un libro de prosa literal, preocupados por descubrir eventos empíricos e históricos. El intentarlo lo anteriormente descrito es encontrarse con todo tipo de problemas de interpretación. Más seriamente conduce a una distorsión del significado esencial de la apocalíptica, y se pierde el gran valor de este libro del Nuevo Testamento que muestra la soberanía de Dios en Cristo y la paradoja de Su Reino, que reúne el poder y el amor como una afirmación dramática en lenguaje mítico-poético (ver Ap. 5:5,6; El León es el Cordero)” (pág. 235).
W. Randolph Tate, en Interpretaciones Bíblicas expresó: “Ningún otro género bíblico ha sido leído tan fervientemente y con tantos resultados diversos como la literatura apocalíptica; especialmente los libros de Daniel y el Apocalipsis. Este género ha tenido una historia desastrosa de malas interpretaciones provocadas por la mala comprensión fundamental de sus formas literarias, de su estructura y propósito. Debido a la declaración misma que el género apocalíptico hace de que pronto sucederá, ha sido visto como una guía de ruta que conduce a la predicción del futuro. El trágico error de este punto de vista es suponer que el contexto de referencia histórica del libro es el momento actual del lector, y no el del autor. Con esta mala comprensión del género apocalíptico –especialmente del libro de Apocalipsis-, se le trata como si fuera un criptograma por medio del cual los eventos contemporáneos pudieran ser usados para interpretar los símbolos del texto…Por tanto, primero el intérprete debe reconocer que el género apocalíptico comunica su mensaje a través de simbolismo. El interpretar un símbolo de manera literal, cuando es una metáfora, es simplemente una mala interpretación. El asunto no es si los eventos del género apocalípticos son históricos o no; pueden ser históricos, pueden haber sucedido o sucederán, pero el autor solamente presenta eventos y comunica su significado mediante imágenes y arquetipos” (pág. 137).
A continuación, hemos tomado el siguiente texto del Diccionario de Imágenes Bíblicas, editado por Ryken, Wilkost y Longman III:
“Los lectores de hoy con frecuencia se sienten confundidos y frustrados por este género. Las imágenes inesperadas y las experiencias fuera de este mundo les parecen extrañas y sin sentido con relación a la mayoría del texto bíblico. Al tomar esta literatura literalmente en lo que dice deja a muchos lectores luchando por determinar ‘qué sucederá cuándo…’, perdiendo así la intención del mensaje apocalíptico” (pág. 35).
QUINTA TENSIÓN (el reino de Dios como presente y a la vez futuro)
El reino de Dios está presente, y es a la vez, algo futuro. Esta paradoja teológica se vuelve confusa en el punto de la escatología. Si uno espera un cumplimiento literal de todas las profecías del A.T. referente a Israel, entonces el reino es básicamente ¡una preeminencia teológica que tiene que ver con una restauración de Israel en una localidad geográfica! Esto haría necesario que la iglesia fuera secretamente arrebatada en el capítulo 5 y el resto de los capítulos de Apocalipsis tendría que relacionarse con Israel (pero note Ap. 22:16).
Sin embargo, si el enfoque se encuentra en el reino inaugurado por el prometido Mesías del A.T., entonces el reino está presente con la primer venida de Cristo, y el enfoque es la encarnación, vida, enseñanzas, muerte y resurrección de Cristo. El énfasis teológico está entonces en la salvación actual. El reino ha llegado, el A.T. se ha cumplido en la oferta de Cristo de salvación para todos, ¡y no en un reino milenial sobre solo algunos!
Es verdad que la Biblia habla de las dos venidas de Cristo, pero ¿dónde se debe poner el énfasis? Me parece que la mayoría de las profecías del A.T. se enfocan en la primera venida y el establecimiento del reino mesiánico (ver Daniel 2). En muchos aspectos esto es análogo al reino eternal de Dios (ver Daniel 7). En el A.T. el enfoque se encuentra en el reinado eterno de Dios y sin embargo el mecanismo para la manifestación de ese reinado es el ministerio del Mesías (ver 1 Co. 15:26-27). No debemos preguntar cuál está correcto, pues sabemos que ambos lo están, pero ¿dónde está el énfasis? Debe decirse que algunos interpretes se enfocan tanto en el reinado milenial del Mesías (ver, Información Contextual de Apocalipsis 20), que han fallado en captar el enfoque bíblico del reinado eterno del Padre. El reinado de Cristo es un evento preliminar. ¡Así como las dos venidas de Cristo no fueron obvias en el A.T., tampoco lo es el reinado temporal del Mesías!
La clave de la predicación y las enseñanzas de Cristo es el reino de Dios, el cual es al mismo tiempo presente (en la salvación y en el servicio), como futuro (en su alcance y poder). El libro de Apocalipsis, si decimos se enfoca en un reinado milenial mesiánico (ver Ap. 20), entonces es preliminar, no final (ver Ap. 21-22). No es obvio en el A.T. que un reinado temporal sea necesario; de hecho, el reinado del Mesías en Daniel 7 es eterno, no de un milenio.
SEXTA TENSIÓN (el inminente regreso de Cristo vs. su demorada Parousia)
La mayoría de los creyentes han sido instruidos que Jesús viene pronto, repentinamente e inesperadamente (ver Mt. 10:23; 24:27, 34,44; Mr. 9:1; 13:30; Ap. 1:1,3; 2:16; 3:11; 22:7, 10, 12, 20; vea el Tema Especial: El Inesperado Retorno de Jesús). ¡Pero cada generación expectante de creyentes, hasta este día, ha estado equivocada! Lo inmediato del regreso de Cristo es una poderosa esperanza prometida a cada generación, pero será una realidad solo a una generación (y esa será una generación que sufrirá persecución). Los creyentes deben vivir como si Cristo fuera a regresar mañana, pero a la vez deben planear e implementar la Gran Comisión por si Él se tarda en venir (ver Mt. 28:19-20).
Algunos pasajes en los evangelios y 1 y 2 Tesalonicenses están basados en una Segunda Venida retardada (Parousia). Existen algunos eventos históricos que deben suceder primero:
1. La evangelización de todo el mundo (ver Mateo 24:14; Marcos 13:10) 2. La gran apostasía (ver 2 Ts. 2:3) 3. La revelación de “el hombre de pecado” (ver Mateo 24:15; 2 Tesalonicenses 2:3,8-12; Apocalipsis 13) 4. La gran persecución (ver Mateo 24:21, 24; Apocalipsis 13) ¡Existe una ambigüedad a propósito (ver Mt. 24:42-51; Mr. 13:32-36)! ¡Vive cada día como si fuera el último, pero planea y prepárate para llevar a cabo un ministerio en tu futuro!
CONSISTENCIA Y BALANCE
Debe decirse que las diferentes escuelas de interpretación escatológica modernas, todas ellas, contienen medias verdades. Ellas explican e interpretan bien algunos textos bíblicos. El problema reside en la consistencia y en el balance. Con frecuencia existe una serie de presuposiciones las cuales solo usan el texto bíblico para rellenar un esqueleto teológico predispuesto. La Biblia no revela, no nos da, una escatología sistemática cronológica y lógica. Es parecido a pensar en un álbum de fotografías familiar; las fotografías son todas verdaderas, pero no siempre están en orden, en contexto, o en secuencia lógica. Algunas de las fotografías se han salido del álbum y las generaciones posteriores de los miembros de la familia no saben exactamente como ponerlas en su lugar. La clave para la correcta interpretación de Apocalipsis es la intención del autor original como está revelada en su elección del género literario. La mayoría de los intérpretes “cargan” con sus procedimientos y herramientas exegéticas de los otros géneros literarios del N.T. al interpretar a Apocalipsis. Ellos se enfocan en el A.T., en vez de permitir a las enseñanzas de Cristo y de Pablo dictar la estructura teológica y permitir a Apocalipsis funcionar como una ilustración.
Debo admitir también que yo escribo este comentario en Apocalipsis con algo de temor y temblor. No por la maldición dada en Ap. 22:18-19, sino por el nivel de controversia provocada en el pueblo de Dios en la interpretación de este libro. Yo amo la revelación de Dios. ¡Es verdad cuando la Biblia dice que todos los hombres son mentirosos (ver Ro. 3:4)! Por favor use y considere este comentario como un intento de motivarle a pensar y no como algo definitivo; véalo como un señalamiento en un camino y no como un mapa; léalo como un “que si…” y no como un “así dice el Señor.” Yo soy el primero en reconocer mis prejuicios, mis presuposiciones y mis incapacidades. También las he visto en otros intérpretes. Es casi como que las personas encuentran en Apocalipsis aquello que ellas esperan encontrar. ¡El género mismo se presta para el abuso! Sin embargo este libro está en la Biblia con un propósito. Su lugar como la última y final “palabra” en la Biblia no es accidental. Tiene un mensaje de parte de Dios para Sus hijos de cada generación. ¡Dios desea que lo comprendamos! Unamos nuestras manos; no nos dividamos; afirmemos lo que está claro, aquello que es central, pues no lo sabemos todo. ¡Que Dios nos ayude a todos!
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