TEMA ESPECIAL: CASTIGO ETERNO (infierno, de Mt. 25:46)

El mismo término (aiōnos) que describe al cielo como eterno es aplicado al infierno como eterno también (ver Mt. 18:8; 19:16; Mr. 3:29; 9:48; 10:17; Lc. 18:18; Jud. 1:7; Ap. 20:10; juntamente con “juicio eterno” en 2 Ts. 1:9 y Heb. 6:2). Daniel 12:2; Juna 5:29; y Hechos 24:15 describen una resurrección tanto de justos como de injustos. Josefo declara que los fariseos creían en la inmortalidad de todas las “almas” (ver Antiq. 18.1,3), pero únicamente en la resurrección de los justos en un nuevo cuerpo; mientras que los impíos reciben un castigo eterno (ver Jewish Wars 2.8,14). ¡La eternidad y destino final de los perdidos sin Cristo es el ímpetu y la urgencia para la predicación del evangelio, el enseñar el evangelio y el testificar con el evangelio! El infierno no fue creado para la humanidad, sino como un lugar de prisión para Satanás y sus ángeles (ver Mt. 25:41).

Un infierno eterno no solo es una tragedia para una humanidad rebelde, ¡sino también para Dios Mismo! Dios creo a los seres humanos como la cúspide de Su creación. Fuimos hechos a Su imagen y semejanza para tener compañerismo con Él (ver Gn. 1:26-27; 3:8). ¡La decisión de Dios de permitir a la humanidad el libre albedrío resultó en que un porcentaje importante de Su creación termine separada de Él! El infierno es una llaga sangrante en el corazón de Dios que nunca sanará.

Es sorprendente que sea Jesús Mismo quien habla del infierno (es decir, Gehena, ver el Tema Especial: ¿Dónde Están los Muertos?). La palabra es usada únicamente en una sola ocasión en el N.T. en Santiago 3:6. Dios al final separará a la maldad intransigente e incrédula y restablecerá la creación que Él quería que fuera. El cuadro que la Biblia describe es:

1. De un nuevo huerto (ver Gn. 1-2, es decir, el paraíso restaurado, ver Lc. 23:43; 2 Co. 12:14; Ap. 2:7).

2. Una nueva ciudad (o sea, la “nueva Jerusalén”, ver Ap. 3:12; 21:1-4).

3. Una casa con muchas moradas (ver Jn. 14:2-3).