TEMA ESPECIAL: DESTRUCCIÓN (apollumi)
Este término tiene un campo semántico muy amplio el cual ha causado gran confusión en relación a los conceptos teológicos del juicio eterno versus aniquilación. El significado literal básico viene de apo, más ollumi, que se traduciría “arruinar”, “destruir.”
El problema viene del uso figurado del término. Este puede ser visto claramente en el Léxico Greco-Inglés del Nuevo Testamento,Basado en los Dominios Semánticos de Louw y Nida, , volumen 2, página 30. Enlista diferentes significados de este término.
Gerhard Kittel, en el Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, volumen 1, página 394, trata de delinear los diferentes usos enumerando cuatro significados:
1. destruir o matar (por ejemplo Mateo 2:13; 27:20; Marcos 3:6; 9:22; Lucas 6:9; 1ra. Corintios 1:19)
2. perder o sufrir pérdida (por ejemplo Marcos 9:41; Lucas 15:4,8).
3. perecer (por ejemplo Mateo 26:52; Marcos 4:38; Lucas 11:51; 13:3, 5,33; 15:17; Juan 6:12,27; 1ra. Corintios 10:9-10)
4. estar perdido (por ejemplo Mateo 5:29-30; Marcos 2:22; Lucas15:4,6,24,32; 21:18; Hechos 27:34)
Entonces dice Kittel: “…en general podemos decir que la número 2 y la 4 subrayan afirmaciones relacionadas con este mundo, tal como aparecen en los Sinópticos; mientras la número 1 y la 3 subrayan aquellas relacionadas con el otro mundo; como en Pablo y Juan” (página 394).
Aquí está la confusión. El término tiene un uso semántico tan amplio, que diferentes autores del Nuevo Testamento lo usan de diversas formas. Me gusta Robert B. Girdlestone, en Sinónimos del Antiguo Testamento, página 275-277. Él relaciona el término con los seres humanos que moralmente están destruidos y esperando ser separados de Dios en contraste con aquellos humanos que conocen a Cristo y tienen vida eterna en Él. Estos últimos son “salvos”, mientras que los primeros, serán “destruidos.”
Robert B. Girdlestone en Sinónimos del Antiguo Testamento, página 276, señala que hay varios lugares donde este término no puede ser traducido como aniquilación, “pero recibe tal daño que el objeto queda prácticamente inutilizado para su propósito original.”
1. El desperdicio de perfume, Mt. 26:8
2. Destrucción de los viejos odres de vino, Mt. 9:17
3. Destrucción de la higuera, Lucas 21:18
4. Destrucción de comida, Juan 6:27
5. Destrucción del oro, 1 P. 1:7
6. Destrucción del mundo, 2 P. 3:6
7. Destrucción del cuerpo físico, Mt. 2:13; 8:25; 12:14; 21:41; 22:7; 26:52; 27:20; Ro. 2:12; 14:15; y 1 Co. 8:11
Este término nunca se refiere a la aniquilación de la persona, sino al final de la existencia corporal. Es usado también en el sentido moral. “Todos los hombres son considerados como moralmente destruidos, es decir, han fallado en llevar a cabo el propósito por el cual la raza humana fue creada” (pág. 276). La respuesta de Dios a este problema del pecado fue Jesucristo (ver Juan 3:15-16 y 2 P. 3:9). Aquellos que rechazan el evangelio están ahora sujetos a una destrucción mayor, la cual incluye al cuerpo y al espíritu (ver 1 Co. 1:18; 2 Co. 2:15; 4:3; 2 Tes. 2:10). Para saber la opinión opuesta vea a Fudge en, El Fuego que Consume.
Personalmente no creo que el término denote aniquilación (vea a Robert B. Girdlestone, en Sinónimos del Antiguo Testamento, página 276), (vea a Fudge en, El Fuego que Consume). En Mateo 25:46 la palabra “eterno” se usa tanto para castigo eterno como para vida eterna. ¡Despreciar a uno de ellos es despreciar ambos!
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