TEMA ESPECIAL: DIOS ENDURECE LOS CORAZONES (Jn. 12:40; Ro. 9:18; 11:7,25)

Estas sorprendentes declaraciones bíblicas se han convertido en el conflicto entre sistemas teológicos que compiten en lados opuestos:

1.      Entre la soberanía de Dios versus el libre albedrio humano

2.      Entre Agustín versus Pelagio

3.      Entre Calvino versus Arminio

Para mí, las dos son verdades bíblicas. Ambas verdades deben de ser conservadas en una tensión teológica (ver el Tema Especial: Balance Teológico en la Elección/Predestinación). El concepto de “pacto” mantiene ambas verdades juntas (ver el Tema Especial: Pacto). Dios siempre actúa primero, pone la agenda, y llama a la humanidad pecadora (por ej. Jn. 6:44,65); pero nosotros somos responsables de nuestras decisiones (ver Jn. 1:12; 3:16). ¡La responsabilidad humana y sus consecuencias hacen necesaria la libertad humana (o sea, la capacidad de la responsabilidad del alma)! Nuestras acciones morales están basadas en elecciones reales. ¡Nuestras decisiones tienen consecuencias en el tiempo y por la eternidad! ¡Las Escrituras afirman ambas verdades (las presenta como polos teológicos opuestos; ver el Tema Especial: La Literatura del Medio Oriente [paradojas bíblicas])!

Es muy posible que esta dificultad teológica sea debido a nuestra falta de entendimiento de las expresiones antiguas teológicas hebreas. El monoteísmo singular de Israel demandaba que la nación lo defendiera en todo sentido. El que Yahvé sea el causante de todas las cosas es la manera hebrea de afirmar el monoteísmo (ver el Tema Especial: Monoteísmo). Nada en sí sucede por la casualidad. Había una sola causa: Yahvé. Los textos bíblicos que afirman esto (ver Ec. 7:14; Is. 45:7; Am. 6:3) han causado a los modernos que:

1.      le atribuyan a Dios maldad.

2.      le adjudiquen una forma de soberanía radical a Dios.

 

Derechos Reservados © 2014 Bible Lessons International