TEMA ESPECIAL: EL CUBRIRSE LA CABEZA
La discusión de Pablo en cuanto a cubrirse al cabeza en 1 Corintios 11 no está limitada únicamente a las mujeres, sino también está dirigida a los hombres. Como es usual, en Corinto, el problema proviene de dos direcciones. Como una señal de su estatus de elite social, algunos hombres cubrían sus cabezas cuando dirigían en la adoración en grupo como lo habían hecho en el paganismo. Como una señal de su emancipación social las mujeres se quitaban sus velos matrimoniales cuando dirigían en la adoración en grupo (ver a Bruce W. Winter, After Paul Left Corinth, págs. 121-141). Este texto únicamente aplicaba a los corintios romanos. En la vida judía y griega las mujeres normalmente no se cubrían la cabeza.
Parece que este contexto ambiguo está abierto a múltiples interpretaciones. Estas interpretaciones dicen más acerca de los prejuicios del intérprete que de la intención que Pablo tenía. Un texto bíblico que ha sido y puede ser entendido de tantas maneras por creyentes sinceros no puede ser usado de una manera definitiva no dogmática para restringir el lugar y función de las mujeres en la iglesia o la relación entre hombres y mujeres de todas las edades y culturas. Me sorprende que algunos creyentes releguen la discusión de 1 Corintios 11 que tiene que ver con el cubrirse la cabeza de hombres y mujeres como un asunto cultural (aunque Pablo este apelando a Génesis 1-3), mientras que, al mismo tiempo, demandan los límites de Pablo de las mujeres en la iglesia como un principio para todas las edades. Es esta falta de consistencia que causa tantos problemas en la interpretación. La mejor discusión corta de este complicado y emocional tema se encuentra en How to Read the Bible for All Its Worth por Fee and Stuart, págs. 61-77 o Gospel and Spirit, por Gordon Fee.
Esto continua mis notas en este tema de 1 Co. 11:4. Este es un juego de palabras de “cabeza”. El segundo uso de la palabra “cabeza” se refiere a Cristo (ver TEV). Pablo está tratando con una cultura romana cuyas formas y símbolos son exactamente lo opuesto a los de la cultura judía (es decir, los hombres sí se cubren sus cabezas). El asunto central no es quién se cubre la cabeza, sino el símbolo de (1) el origen o (2) sumisión, ambos tienen significancia teológica.
Ha sido sugerido que la situación histórica en Corinto:
1. Que los líderes sociales, políticos o financieros dirigían la adoración con la cabeza cubierta para diferenciarse del hombre común y corriente
2. Que los judíos en la sinagoga de Corinto requerían a las mujeres usar un velo y los creyentes judíos esperaban lo mismo en la iglesia
Hay una tensión teológica entre este versículo, el cual parece afirmar a las mujeres en roles de liderazgo en la adoración publica con la cobertura que les era socialmente aceptable, comparado con 1 Co. 14:34-35, donde las mujeres (o al menos las “esposas”, v. 35) se les prohíbe hablar en la iglesia.
Algunos grupos usan el capítulo 11 como el texto bíblico para apoyar lo que creen, mientras que otros usan el capítulo 14. Debe admitirse que la clave de este pasaje es la situación cultural histórica del primer siglo en Corinto, pero qué aspecto especifico era el asunto no está claro a nosotros aun hoy. La iglesia del primer siglo sabia del liderazgo de las mujeres en el A.T. y estaba consciente del uso que Pablo hacía de las mujeres para el ministerio (ver Ro. 16). Ellos comprendían el problema que había en Corintio, así como la cultura romana de una manera que nosotros no podemos hacerlo hoy. Por ello, ¡el dogmatismo es inapropiado!
El libro reciente, After Paul Left Corinth: the Influence of Secular Ethics and Social Change, por Bruce W. Winter, págs. 121-141, ofrece valiosa información de la literatura y arte romanos. Este, y otros artículos (por ej., el de E. Fantham, “The ‘New Woman’: Representation and Reality”, en Women in the Classical World, capítulo 10, y P. W. J. Gill, “The Importance of Roman Portraiture for Head Coverings in I Corinthians 11:2-16”, TynB 41.2 (1990): págs. 245-260 y “In Search of the Social Elite in the Corinthian Church”, TynB 44.2 (1993): págs. 323-337), muestra a los interpretes modernos cómo el Corinto del primer siglo era romano y no griego en cultura.
Con esta nueva información documentada del Corinto romano del primer siglo, es posible comenzar a ver los asuntos culturales a los que Pablo se enfrentaba en este libro.
1. Pablo no se está refiriendo a la cultura judía ni a la cultura griega en lo absoluto en este contexto.
2. Pablo se está dirigiendo a dos grupos con estatus sociales élites:
a. Los creyentes varones de la elite social adinerada mostraban su posición al cubrirse sus cabezas al dirigir la adoración pública, como era la costumbre de esta clase social cuando dirigían la adoración civil religiosa greco romana. Se exhibían vanidosamente ellos mismos.
b. Las esposas de la clase élite adinerada se estaban despojando de sus velos, los cuales culturalmente se esperaba los usaran, pero lo hacían para hacer gala, no solo en Cristo, sino también para hacer una impresión social, como lo hacían las otras mujeres romanas de la época.
3. Los ciudadanos del Corinto romano, quienes tenían curiosidad de la fe cristiana y de sus prácticas de adoración, enviaban un “mensajero” (por ej., los “ángeles” de 1 Co. 11:10 puede referirse a los siervos o representantes enviados a nombre de sus dueños) para observar la reunión.
Esta información histórica, social y cultural ayuda a que tenga sentido un pasaje bíblico muy difícil y controversial. También hace que encaje en otros textos en 1 Corintios, ¡lo que obviamente refleja el contexto único del Corinto del primer siglo!
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