TEMA ESPECIAL: EL HABLAR EN LENGUAS
I. Las lenguas en el libro de Hechos
A. Los términos en Hechos 2:4 es “otras lenguas” (heterais glōssais). La traducción “diferentes idiomas” refleja el entendimiento de este término basado en el contexto de Hechos 2:6 y 11. La otra traducción posible es “expresiones de éxtasis”, basado en 1 Co. 12-14 y posiblemente Hch. 2:13. Es incierto el número exacto de cuantos diferentes idiomas estaban siendo hablados en esta experiencia del Pentecostés, pero eran muchos. Si uno trata de sumar todos los países y regiones mencionados en Hechos 2:9-11 deben haber sido más de veinte. Varios de los 120 creyentes debían de haber hablado el mismo idioma.
Dios hizo algo único y poderoso para inspirar a este pequeño grupo de atemorizados hombres y mujeres que esperaban encerrados en el aposento alto para que se convirtieran en valientes proclamadores del evangelio (tanto hombres como mujeres). Sea lo que sea que haya sido la venida del prometido Santo Espíritu, Dios lo usó para confirmar Su aceptación de otros grupos también (por ej., samaritanos, oficiales del ejército romano y gentiles). Las “lenguas” en el libro de Hechos siempre fueron una señal para los creyentes de que el evangelio había vencido otra barrera étnica o geográfica. Además, hay una diferencia muy distintiva entre las lenguas de Hechos y las del ministerio posterior de Pablo en Corinto (ver 1 Co. 12-14).
Teológicamente es posible que el Pentecostés sea exactamente lo opuesto a la torre de Babel (ver Gn. 10-11); cuando lo seres humanos rebeldes declararon su independencia (al rechazar el mandato divino de dispersarse y llenar la tierra). Entonces Dios implementó Su voluntad a través de la multiplicación de los idiomas. Ahora, en la nueva era del Espíritu, el nacionalismo que impedía la unidad en los humanos (o sea, un gobierno mundial del escatón) ha sido revertido en los creyentes. El compañerismo cristiano cruza todas las barreras humanas (sea de edad, sexo, clase social, geografía, o idioma) es el reverso de las consecuencias de Génesis 3.
B. “según el Espíritu les daba que hablasen” (Hch. 2:4). El VERBO es IMPERFECTO ACTIVO INDICATIVO, significando que el Espíritu empezó a darles. La palabra griega apophtheggomai es un PRESENTE PASIVO (deponente) INFINITIVO. Este término es únicamente usado por Lucas en Hechos (ver 2:4,14; 26:25). Es usado en la Septuaginta para hablar de los profetas (es decir, el habla inspirada por el Espíritu, ver Dt. 32:2; 1 Cr. 25:1; Ez. 13:9,19; Mi. 5:11; Zac. 10:2).
Yo prefiero esta interpretación en lugar de la clásica etimología griega que lo traduce como “volumen levantado”, “habla desapasionada”, o “habla retórica elevada”. Lucas sabía de la Septuaginta y estaba influenciado por su terminología. La Septuaginta era la Biblia judía del mundo del Mediterráneo y se convirtió en la Biblia de la iglesia.
II. Las lenguas en Corinto
A. El término griego usado en 1 Co. 12:10 para “lengua” es glōssa.
Era usado en el A.T. como sinónimo para “nación”. En el griego era usado para hablar del idioma de una nación. Esto implicaría que tenía la connotación de un idioma humano conocido. Sin embargo, debido a la necesidad de un intérprete, lo cual era también considerado un don espiritual, en lugar de un traductor normal, juntamente con la discusión completa de Pablo en el capítulo 14, lo lleva a uno a pensar que lo que sucedía en Corinto eran más bien expresiones de éxtasis.
Es incierto exactamente el cómo las “lenguas” de Corinto están relaciones a las lenguas del Pentecostés descritas en el libro de Hechos. El milagro en Hechos 2 es del oído (ver Hechos 2:6, 8,11), no de la lengua. Las experiencias de “lenguas” en Hechos comunicaron el evangelio directamente a los judíos de la Diáspora quienes estaban presentes ese día. También funcionaron como una manera de reconocer la presencia, poder y voluntad de Dios para la inclusión de otros grupos, como los samaritanos (ver Hch. 8) y Cornelio, un oficial del ejército romano (ver Hch. 10).
Las lenguas en Hechos eran una señal para los creyentes judíos de que Dios había abierto la puerta para incluir a los gentiles (ver Hch. 15:8). ¡Note que no había necesidad de un intérprete en Hechos!
Las lenguas en Corinto eran similares al habla en éxtasis de las religiones griegas (por ej. en Delfi). Las lenguas en Corinto eran aparentemente mal usadas o glorificadas de más (ver 1 Co. 13:1 y 14:1-33).
Las lenguas eran una manera para que el creyente en lo individual pudiera tener comunión con Dios, pero sin tener realmente entendimiento. Es un don válido (ver 1 Co. 14:39), pero no es para todos los creyentes (ver 1 Co. 12:29-30, el cual es una serie de preguntas que esperan una respuesta negativa, un “no” como respuesta). No es un don que pruebe que la persona es salva o que sea espiritual. Las lenguas, más la interpretación, eran otra manera de comunicar el evangelio y su relevancia.
B. “interpretación de lenguas” (1 Co. 12:10).
Recuerde, Corinto era una ciudad cosmopolita, romana en cultura, y griega en geografía. La localización de la ciudad, combinada con el peligro de navegar alrededor del Cabo de Grecia en el invierno, la hacían un cruce de caminos comercial de los imperios del este y del oeste. Todas las nacionalidades se encontraban reunidas en Corinto, pero las lenguas necesitaban un don espiritual para comunicar su mensaje para la iglesia, no solo un traductor. Las lenguas, mencionadas en Corinto, no se trataban de idiomas conocidos.
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Corintios 12:11 enfatiza la verdad de que el Espíritu da a cada creyente un don
para ministrar (ver 1 Co. 12:7,18); también, el don otorgado es la decisión del
Espíritu, no del creyente. No hay una jerarquía en los dones. Todos los dones
son para servir al cuerpo de Cristo, la iglesia (ver 1 Co. 12:7). No existen
las credenciales por el mérito, sino solo las toallas para los siervos.
III. Conclusión
A. Yo afirmo que ciertamente el hablar en lenguas es un don espiritual que todavía continúa. Ninguno de los dones cesó con el N.T. (la inspiración si cesó, ver el Tema Especial: La inspiración). El uso de 1 Co. 13:8 para probar que han cesado las lenguas demuestra una manera exegética de pensar muy pobre. El propósito de 1 Co. 13:8-13 es que todo cesará, excepto el amor. ¡Por favor observe 1 Co. 14:39!
B. Sin embargo, debido a las preguntas de 1 Co. 12:29-30 de las cuales se espera de todas ellas una respuesta negativa, no pienso que cada creyente tenga todos los dones. Gordon Fee, un comentarista carismático, me ha ayudado a entender mejor este tema. Ver a Gordon Fee en:
1. Gospel and Spirit
2. How to Read the Bible For All Its Worth
3. The Disease of the Health, Wealth Gospel
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