TEMA ESPECIAL: LA ESCUELA DE INTERPRETACION DE ANTIOQUÍA
I. La Escuela de Antioquía
Es obvio que la escuela de Alejandría estaba justificadamente dispuesta a aceptar la acusación de que su interpretación se basaba más en la astucia del intérprete que en la intención original del autor inspirado. Uno podría, y puede, declarar cualquier interpretación y “comprobarlo” con la Biblia si uno usa este método. El método de interpretación de Antioquia se enfoca en el significado obvio y llano del texto de la Escritura.
Su enfoque básico es el entender el mensaje del autor original. Es por eso que se le llama método hermenéutico histórico gramático. Antioquia insistía tanto en el contexto histórico como en el uso normal del lenguaje humano. No eliminaba figuras del habla, profecía, o simbolismos, pero los forzaba a unirse al propósito, a la condición histórica, y al estilo del autor original, juntamente con la opción original del autor con relación al género literario.
“La escuela de Antioquia insistía en la realidad histórica de la revelación bíblica. Ellos no estaban dispuestos a perderse en un mundo de simbolismos y sombras; eran más Aristotélico que Platónico” (Grant y Tracy 1984, 66).
Algunos primeros líderes de esta escuela de interpretación fueron: Luciano, Diodoro de Tarso, Teodoro de Mopsuestia, y Juan Crisóstomo. Esta escuela se vio involucrada en un énfasis extremoso acerca de la humanidad de Jesús, denominada la herejía Nestoriana (la que decía que Jesús tenía dos naturalezas, una divina y una humana)-lo cual era (y es) una herejía (ver 1 Juan 4:1-3). Por esta razón la escuela perdió su influencia y a muchos de sus seguidores. Su centro se cambió de Siria a Persia para poder estar fuera del alcance de la disciplina de la iglesia romana.
II. Los Principios Básicos de la Escuela de Antioquía
Aunque los principios básicos de la escuela de Antioquia continuaron en lugares aislados, realmente volvieron a surgir con auge con Martin Lutero y Juan Calvino, así como habían retoñado anteriormente con Nicolás de Lira. Juntamente con el énfasis en la aplicación (el cual era el punto fuerte de Orígenes), el método de Antioquia claramente distinguía entre la exegesis y la aplicación (leer a Moisés Silva, Has the Church Misread the Bible? Pág. 101). Es éste enfoque histórico, basado en el texto de las Escrituras, el método básico de interpretación de estos comentarios bíblicos (ver www.freebiblecommentary.org, Biblical Interpretation Seminar). Está dirigido a los creyentes que no tienen un entrenamiento teológico y la metodología se enfoca en el texto de la Escritura y su traducción, no tanto en los idiomas originales.
Las ayudas de estudios se presentan y son recomendadas, pero el significado obvio del autor original puede verse y en la gran mayoría de los casos, debe obtenerse sin mucha ayuda externa. El trabajo ya realizado de eruditos piadosos y diligentes ayudará en áreas como la información contextual, los pasajes difíciles, y para entender el cuadro general, mas primero debemos luchar por obtener por nosotros mismos el significado sencillo directamente de las Escrituras. Ese es nuestro privilegio, nuestra responsabilidad, y nuestra protección. ¡La Biblia, el Espíritu, y usted son la prioridad! Los dos pilares de este método de interpretación contextual-textual son: el entendimiento de cómo analizar el lenguaje humano a un nivel no técnico, y el poder del Espíritu Santo habitando en el creyente. El que usted tenga, por así decirlo, algo de libertad para interpretar la Biblia por usted mismo es la meta principal del Seminario de Interpretación Bíblico. James W. Sire en su libro Scripture Twisting hace dos puntos muy buenos:
“La iluminación viene a las mentes del pueblo de Dios – y no solo a una élite espiritual. No existe una clase gurú en el cristianismo bíblico, ni hay iluminados, ni personas a través de las cuales exclusivamente provenga la correcta interpretación. Por eso, aunque el Espíritu Santo provee dones especiales de sabiduría, conocimiento, y discernimiento espiritual, no por eso asigna a estos cristianos dotados a ser los únicos intérpretes autorizados de Su Palabra. Depende entonces de cada uno de los miembros del pueblo de Dios el aprender, juzgar y discernir, haciendo referencia a la Biblia, la cual permanece como la autoridad aun por encima de aquellos a quienes se les han dado estos dones especiales”.
“En resumen, lo que dejo por sentado a través de todo el libro es que la Biblia es la verdadera revelación de Dios a toda la humanidad, que es nuestra máxima autoridad en todos los temas de los que habla, que no es un misterio total sino que puede ser adecuadamente entendida por personas ordinarias en cualquier cultura” (págs. 17-18).
Que nunca nos atrevamos a, de una manera inocente, confiar a nadie, sea persona o denominación, la interpretación de las Escrituras, lo que afecta no solo ésta vida, sino también la venidera. Por ello, la segunda meta del Seminario de Interpretación Bíblico es el lograr la habilidad de analizar las interpretaciones de los demás, proveyendo al creyente un método de estudio bíblico personal que le proteja en contra de las interpretaciones erróneas de otros. Las ayudas hechas por los eruditos serán recomendadas, pero no deben aceptarse sin antes hacer un análisis correcto acompañado de documentación bíblica.
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