TEMA ESPECIAL: LA ORDENACIÓN (de 1 Ti. 4:14)

Debo admitir que acarreo algo de frustración en este tema. Tengo un prejuicio teológico en contra de la dicotomía “cleros-laicos” que se ha desarrollado en el cristianismo. Yo creo que todos los creyentes son llamados y tienen dones para la madurez y el ministerio del cuerpo (ver 1 Co. 12; Ef. 4:11-12). ¡Creo que los creyentes son santos y ministros! ¡Son salvos para servir!

El concepto de la Reforma de “el sacerdocio del creyente”, articulado primeramente por Martin Lutero, yerra en el punto que la Biblia hace de que todos los creyentes deben de funcionar como sacerdotes (ver Éx. 19:5-6; Nm. 16:3). Bíblicamente debe ser: ¡“el sacerdocio de los creyentes”!

Ahora bien, al decir esto me doy cuenta de que Dios llama a creyentes para guiar a otros creyentes (ver Nm. 16:11). No hay ninguna duda de que algunos son llamados y equipados para dirigir, guiar, motivar, exhortar, y organizar al pueblo de Dios (ej., Ef. 4:11).

Sin embargo, estos líderes no son creyentes especiales, ni creyentes privilegiados, sino líderes servidores (ver Mt. 18:1-4; 20:20-28; 23:11). La ordenación moderna tiende a despreciar las verdades bíblicas:

1. Que todos los creyentes son ministros servidores

2. Que todos los creyentes tienen dones para el ministerio

La ordenación ha cambiado de ser una afirmación no oficial de dones y un compromiso en oración para una tarea del ministerio específica (ej. Hch. 13:1-3), ¡a ser un elitismo elaborado con altas paredes! ¡Este concepto debe cambiar; este paradigma debe ser reevaluado; este desarrollo anti bíblico debe ser cuestionado! El cristianismo moderno ha puesto tanta tradición y elitismo en algo que tiene tan poca base bíblica (ej., Hch. 13:1-3; 1 Ti. 4:14; 5:22; 2 Ti. 1:6). La iglesia primitiva era mucho más dinámica y regularmente usaba los dones espirituales de los creyentes (ver 1 Co. 14). El N.T. sencillamente no fue escrito para apoyar ni delinear un modelo gubernamental (es decir, político) ni un procedimiento de ordenación exclusivo.