TEMA ESPECIAL: LOS SANTOS (hagios)
El término es el sinónimo griego de la palabra kadosh (SUSTANTIVO, BDB 871; VERBO 872, KB 1066-1067; vea el Tema Especial: Santo), cuyo significado básico es “apartar a algo o a alguien para uso exclusivo de YHWH”. Denota el concepto inglés/español de “sagrado”. Israel fue “la nación santa” de YHWH (ver 1 P. 2:9, el cual hace referencia de Ex. 19:6). YHWH está apartado de la humanidad por Su naturaleza (eterna, Su santidad no creada) y Su carácter (de perfección moral). Él es la norma por la cual todo lo demás es medido y juzgado. Él es el trascendente, santo, el Dios santo.
Dios creó a la humanidad para tener comunión con ella, pero la caída (Génesis 3) creó una barrera relacional y moral entre un Dios Santo y la humanidad pecadora. Dios escogió restaurar la conciencia de Su creación; por tanto, llama a su pueblo a ser “santo” (Levítico 11:44; 19:2; 20:7, 26; 21:8). Mediante una relación de fe con YHWH, Su pueblo llega a ser santo por la relación con Él en el Pacto; pero también están llamados a vivir una vida santa (vea el Tema Especial: Santificación, Mateo 5:48; Ef. 4:1,17; 5:2-3,15; 1P. 1:15).
Esta vida de santidad es posible porque los creyentes son totalmente aceptados y perdonados por medio de (1) la vida y obra de Jesús y (2) la presencia del Espíritu Santo en sus mentes y corazones. De aquí surge una paradoja para los creyentes:
1. Ser santos porque Cristo nos ha imputado su justicia por ej. Romanos 4), y
2. Ser llamados a vivir vidas santas por la presencia del Espíritu en ellos (vea el Tema Especial: Santificación)
Los creyentes son “santos” (hagioi) debido a
1. la voluntad del Santo (el Padre; véase Juan 6:29, 40; 1 P. 1:15-16)
2. la obra del Hijo Santo (Jesús; véase 2da. de Corintios 5:21; 1 P. 1:18-21)
3. la presencia del Espíritu Santo (véase Romanos 8:9-11,27)
El Nuevo Testamento siempre se refiere a los santos en PLURAL (con excepción de una sola vez en Filipenses 4:1, pero aún allí, el contexto lo presenta como PLURAL) ¡Ser salvo es ser parte de una familia, de un cuerpo, de un edificio! La fe bíblica se inicia con una recepción personal pero resulta en un compañerismo corporativo. Todos tenemos dones (1ra. de Corintios 12:11) para la salud, el crecimiento y el bienestar físico del cuero de Cristo –la Iglesia- (1ra. de Corintios 12:7). ¡Somos salvos para servir! ¡La santidad es una característica de la familia!
Esto se convirtió en un título para los creyentes (ver Hechos 9:13, 32,41; 26:10; Ro. 1:7; 1 Co. 1:2; 2 Co. 1:1 Ef. 1:1; Fil. 1:1; Col. 1:2) y una manera de servicio designado a los demás (ver Ro. 12:13; 16:2; Ef. 1:15; Col. 1:4; 1 Tim. 5:10; He. 6:10). Pablo tomó una ofrenda especial una vez de las iglesias gentiles para los pobres en la iglesia madre en Jerusalén (ver Ro. 15:25-26; 1 Co. 16:1; 2 Co. 8:4; 9:1).
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